Las damas libres según Shona González
Por Omar Pérez Santiago
Mi querida amiga Sonia González
me envío hace unos días una copia amarillenta de una vieja invitación a la
presentación de su primera novela que ella publicó hace 27 años.
¡Cómo pasan los años! pensé. La presentación ocurrió hace 27
años.
Casi un tercio de siglo.
Efectivamente, hace 27 años presenté la primera novela de Shona
González, titulada La generación perdida de Paz Rodríguez en Malmö, una
ciudad, según recuerdo, una ciudad de un agresivo y helado viento que no
suelta, una sureña ciudad de Suecia.
La novela trata sobre una joven muchacha chilena que luchó, amó,
participaba de trabajos voluntarios, sufrió, viajó, conoció países y regiones
de modo profundo.
Recuerdo haber escuchado entonces que alguien dijo que esa
generación de Paz Rodríguez, cuando llegarían a ser abuelos, seguirían luchando
y marchando con sus pancartas y letreros. Entonces me dio risa. Pero, así ha
ocurrido, estas son las abuelas que salen a la calle y marchan por pensiones
más justas o dignas.
Esta novela El Club de las Brujas. Sexo y humor de Sonia
González, trata sobre 4 amigas, Sofía, Paula, Teresa e Isabel, que fundaron El
club de las brujas a los 16 años y prometen amistad “hasta que la muerte las
separe”.
La novela empieza cuando van a enterrar a una de ellas, Isabel a
los 65 años. Sus cenizas son tiradas al mar mientras escuchan Imagine de
John Lennon, esa canción-himno de aquellos optimistas de un ideal de un mundo
mejor. En ese mismo momento inicial de la novela las mujeres se enteran que
Isabel ha dejado escrita un libro sobre historias de mujeres. Y ellas deciden
juntarse a leer el libro y sus historias.
Así pues, la novela trata sobre historias de mujeres que viajan,
pasean y aman en islas Griegas, en las playas de Varadero, de España o en la
ciudad de Lima. Cuando empecé a leer la novela estaba terminando de leer el
libro del filósofo alemán, WilhemSchimdt titulado Sosiego, el arte de
envejecer. Sobre la ligereza del ser. El secreto de la felicidad.
Y sus recomendaciones para vivir la felicidad son prácticas:
1. Sonríe mucho
2. Relaciónate con amigos y amigas.
3. Desarrolla la vida sexual.
Dice Schimdt que todo consiste en cosas básicas:
Tomar café, pero un buen café.
O una copa de vino blanco, pero ojalá el mejor vino posible.
Viajar.
Recordar.
El placer del recuerdo, dejarse arrastrar por una canción de
Carole King o de Phill Collins.
El placer de conversar, el placer de escribir.
De recordar, lo que significa mejorar el pasado a través de una
reconstrucción más sabía de la vida, que sólo la da el paso del tiempo.
Y el placer del sexo sin ansiedad, sin miedos. Estas mujeres
saben muy bien lo que les gusta y lo que les divierte en asuntos de cama.
Eso hacen estas mujeres en esta novela de Shona González, viven
la vida plenamente. Tienen tiempo, tienen mucho tiempo.
La mayor revolución de la humanidad, desde hace casi un siglo,
ha sido la revolución de la longevidad. Ahora la gente ha empezado a vivir
muchos años más. Antes uno crecía, se casaba, tenía hijos y nietos y luego uno
esperaba la muerte. Todo se acababa. Moríamos. Mayoritariamente vivíamos una
sola vida.
Ahora las mujeres han empezado a vivir varias vidas.
Las mujeres después que son abuelas tienen como treinta años
más, para vivir varias vidas plenamente. Sorprendente.
Después de cumplir sus tareas, tiene 30 años más para vivir, y
la mayoría de las veces con claridad mental, con salud física y con
sorprendente belleza.
Por eso es que la principal preocupación de estas mujeres no es
la muerte.
No van a morir aún.
Su principal ansia es la necesidad de cuidarse para vivir 30
años más con calidad de vida, con plenitud.
“Mientras tenga salud y mi mente funcione”, como dice Sofía, uno
de los personajes de esta novela.
Esas son las preocupaciones de estas señoras de la novela, vivir
una linda vida, plena y sana. Por eso, estas señorasson gourmet, por eso les gusta tomar buen vino, y
prefieren un ceviche peruano bien preparado. Quieren vivir una vida sana.
Y muchas de las preocupaciones de estas mujeres es la
fragmentación terrible de la actual sociedad. No es sólo que los ricos van con
los ricos, los pobres con los pobres, y los más o menos con otros más o menos.
Es la fragmentación etaria, donde los viejos van con los viejos
y los jóvenes con los jóvenes y los de mediana edad con los de mediana edad. Me
refiero a la falta de preocupación de sus hijas e hijos, muy preocupados de
vivir sus propias vidas, de enfrentar la dureza de la vida actual, de llevar e
ir a buscar a sus hijos al jardín y a la escuela, pues ellos ya no confían que
el transporte público les traerá a sus hijos con vida. O son sus hijos e hijas
apanicados por las enfermedades que les puedan atacar a sus hijos, pues la
atención sanitaria pública es muy mala.
O la despreocupación de sus nietos y nietas, más agachados sobre
sus iPhone, más preocupados de sus selfies y sus me gusta, me gusta del
Facebook, que de saber realmente que piensa y que siente la abuela.
Desde esa primera novela de Paz Rodríguez hasta esta novela del
Club de las brujas hay cosas muy en común. Son mujeres que han hecho sus vidas
desde jóvenes sin temor a enfrentar los prejuicios, muchas veces enfrentadas a
esas pesadillas, pues son mujeres libres, cuerdas, luchadoras, amorosas.
Esas jóvenes mujeres Millenium de hoy, sin embargo, les deben
mucho a las damas de este libro de El Club de la Brujas, pues son estas abuelas
las que dieron la pelea por los derechos de las mujeres desde los años 60,
cuando esas abuelas eran muy niñas.
Ahora hay aquí en la región, en Viña y en Valparaíso, nuevas
editoriales, varias de ellas gestionadas por jóvenes mujeres Millenium. Y se me
ocurre que no es mala idea reeditar estos libros, sobre el transcurso de las
vidas de las mujeres. Para que se encuentre disponible, al menos, como un
aporte en contra de la fragmentación etaria que vivimos. Como un aporte a la
literatura femenina. Para que las nuevas generaciones, las nietas de estas
abuelas, reconozcan y aprendan y se sientan más orgullosas de su pasado.
Desde Paz Rodríguez, la chica de la primera novela de Shona
González, hasta las damas de El Club de las brujas, trata de mujeres que fueron
capaces de enfrentar los dogmas y las murallas.
No soy experto en literatura fémina. Pero sé que la literatura
femenina no tiene muchos años en Chile. Algunos dicen que Mercedes Valdivieso y
su novela La Brecha publicada por Zig-Zag en 1961, es la primera novela
feminista en Latinoamérica. Se trata de una mujer que decide separarse. El
asunto más escandaloso para los hombres de entonces, no fue que la protagonista
de la novela desease separarse. El principal problema es que es esa mujer no
sufría por eso. Encontraba un liberación separarse.
Y ya en esta novela de Shonia González las mujeres no tienen
complejos, viajan, aman y recuerdan. Estas damas son libres y están dispuestas
a hacer lo que les gusta por treinta años más.
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