Por: Margarita
Polo Viamontes
Editorial
Voces de Hoy
Una entrevista
a Edmundo Joan Castillo Victores es tarea fácil porque se trata de un buen
conversador. Nos encontramos como suele suceder en la vida moderna a través del
éter, charlamos tal como antes se realizaban las tertulias en la sala del hogar
familiar, face to face. Imagino,
ambos sentados cómodamente, en nuestros respectivos butacones de trabajo frente
a la máquina que nos proporciona el placer de crear nuestras historias.
La
conversación fluye como viejos amigos, porque recientemente Edmundo publicó con
la Editorial Voces de Hoy, su obra Sombra
de siglos, para la cual tuve el privilegio de escribir el prólogo. De allí
data nuestra amistad, pues aunque los dos nacimos en suelo cubano y en ciudades
vecinas, no supimos uno del otro hasta vivir lejos de la tierra natal y
converger en su libro recién nacido.
Edmundo usted es graduado de Economía y Matemáticas. ¿Cómo le
llega la veta literaria? ¿Existe algún antecedente familiar que lo incline a
las letras?
Bueno, en realidad, la
historia es larga y compleja. Yo empecé, a instancias de mi madre, a tomarle
amor a los libros de texto. Entonces, influido por las tareas y las lecturas de
la escuela, comencé a leer poesía, cuentos y obras ligeras. Hice mis peripecias
en la poesía. Y descubrí que aunque me gustaba la poesía, no era poeta.
¿Entonces su mamá tuvo influencia en su posterior destino como
escritor?
Sí, es cierto, también me
atraía la pintura, influido por mi madre que dibujaba muy bien aunque nunca lo
tomó muy en serio al igual que yo. Por esta época me fascinaba la física, la
que intenté estudiar; pero, debido a mi rechazo por el trabajo de laboratorio,
no incursioné en ese campo. Poco después comencé a trabajar de profesor de
matemáticas por necesidad. Tuve la suerte que un profesor de física de la
universidad también fue mi instructor en matemáticas en los cursos de
superación educacional. Este hombre era extremadamente inteligente y muy
creativo. Por él pude conocer que la ciencia, mayormente las matemáticas y la
física, no era antagónica con el arte.
¡Buena idea! Concuerdo con su maestro, conozco médicos amantes de
las letras y escritores apasionados por el quehacer científico. ¿Y luego?
Más tarde, poco a poco me
fue interesando la lectura de algunas obras clásicas. Después, influido por
algunos amigos, comencé a idolatrar la literatura. Sin embargo, mi mayor
interés seguía siendo la ciencia. Esta aparente contradicción entre la ciencia
y las letras ha sido para mí todo lo contrario, de gran utilidad porque en cada
momento cuando escribo tengo que resolver problemas complejos. En ocasiones, a
veces muy frecuentemente me pregunto: ¿qué puedo hacer para que esta escena o
hecho en la narración sea creíble, razonable, inobjetable?
Edmundo, ¿y posee usted otras aficiones?
A mí me gustan la
mecánica, la carpintería y la física. Tengo habilidades manuales e
intelectuales comparativamente. Algo bueno y malo a la vez porque esto
dificulta encontrar la verdadera vocación. Pero gracias a Dios, tiempo después,
comencé a escribir un día, en el año 91, y ahí descubrí que había encontrado mi
verdadera vocación.
Edmundo Joan Castillo-Victores
Hasta ahora se dedicó a escribir cuentos. ¿Qué lo motivó a
extender su narrativa hasta crear una novela?
El cuento fue lo primero
que empecé a escribir. Necesitaba aprender a escribir, aunque me fascina el
cuento. Yo comencé a escribir dos novelas al mismo tiempo. El resultado no fue
positivo porque estaba verde en el arte de escribir. Después inicié una novela
que se fue extendiendo y extendiendo pero que nunca he terminado, no por la
calidad del contenido, sino por ciertos aspectos conectivos, técnicos, que
requieren tiempo, y otras cosas que por su extensión he postergado para algún
día darle término. Según una entrevista que leí una vez realizada a William
Faulkner, afirmó que el cuento es, después de la poesía, lo más difícil de
escribir. Claro, se refería a lograr escribir buenos cuentos. Sin embargo, por
el momento estoy centrado en la novela por ser la forma literaria mas leída por
la gente, y porque creo que sin ella queda algo incompleto. La poesía no
necesita ningún complemento. Ella es la estrella del circo.
En cuanto a su obra, Edmundo, ¿es toda ficción o sus personajes
salen de la realidad que lo circunda?
Solo hay un cuento que se
basó en personajes reales y algunos hechos acaecidos. Otro es basado solamente
en el personaje, no la historia. Todos los demás cuentos y novelas son pura
ficción. De la iglesia he conocido algunos sacerdotes cuando era adolescente y
después de adulto, pero ninguno se asemeja en nada a los sacerdotes que se
describen en mi novela Sombra de siglos. Todo es absolutamente ficción.
En el caso de esta, su obra más reciente, en ella existe un duelo
entre la verdad y la mentira, el personaje se debate entre la luz y sombras de
su destino. ¿Es una referencia real o imaginaria a partir de los sucesos más
recientes sobre el tema?
Este duelo que usted
menciona en el prólogo del libro usted misma habla de su existencia desde los
origines de la humanidad. Siempre va a estar presente esa dualidad en toda
actividad humana. Algo difícil de explicar por la complejidad de su naturaleza.
Y en esta novela se manifiesta también de una manera u otra. En realidad yo
hace tiempo quería escribir algo sobre el celibato en los sacerdotes católicos.
Esto es algo que yo me resisto a entender que pueda existir de manera
obligatoria. Creo que este es uno de los problemas mayores que afecta a la
Iglesia Católica, y pienso que mientras no se resuelva, se desactive la
práctica del celibato en los sacerdotes, no habrá verdadera justicia y solución
para la Iglesia. Es como un nudo histórico que paraliza el movimiento. Esto
debe ser opcional; una decisión del sacerdote, no de la Iglesia.
Me gustaría hacerle una última pregunta, imprescindible para
sellar las entrevistas. ¿Cuáles son sus proyectos de futuro? ¿Existen otros
libros por llegar a nuestras manos en breve plazo?
Bueno, en estos momentos
trabajo en otra novela, la cual está en la fase final de completar el primer
borrador. Después comienza el verdadero trabajo: reescribir, revisar y editar, que
es la etapa que yo verdaderamente disfruto y en la cual soy más creativo. Ya
tengo en mente otra novela, todavía una nebulosa.
Agradeciendo a
Edmundo Joan Castillo Victores la oportunidad de regalarnos parte de su tiempo,
nos despedimos hasta un próximo encuentro, que tal vez se realice en la Peña de
la editorial Antes que anochezca en la tarde del último domingo de cada mes.
Sombras de siglos se puede adquirir por:
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